COMENTARIO EN BABELIA


Comentario de “La sombra del púgil” (La otra orilla) por Lluis Satorras, publicado en Babelia (El País, España). Sábado 22 de noviembre de 2008



El argentino Eduardo Berti (Buenos Aires, 1964) presenta su cuarta novela, realmente estupenda, en la que resaltan sus temas predilectos. De una sencilla anéctoda brota la compleja narración: un boxeador de trayectoria mediocre vence en su último combate a quién sería después un campeón indiscutible, el cual herido en su orgullo, le persigue, años despúes, para que le conceda la revancha. Mediante un muy hábil y original mecanismo narrativo, Berti presenta una Buenos Aires recóndita y espectral y un dibujo cuidadoso y agudo de las relaciones familiares. El narrador es plural. Son tres hermanos, todos varones que se llevan pocos años, sólo individualizados en determinadas ocasiones para producirse enseguida el reagrupamiento general, que hablan desde el presente, cuando ya son adultos, y exploran el pasado del que tienen un conocimiento imperfecto o incluso radicalmente equivocado. El material principal son los copiosos relatos del padre, positivamente ciertos pero también adornados de fantasía y completados por los posteriores comentarios de la madre. Largas y razonadas explicaciones, sucesivas sedimentaciones llegadas en perpetua confusión temporal van conformando un edificio precario pero consistente. Sucesos y más sucesos llenos de simetrías y contrastes, de sorprendentes paralelismos y de divertidas casualidades alientan en los oyentes la necesidad de seguir escuchando y de llegar a conocer el final de la historila. Por eso, los hermanos, primeros oyentes fascinados, se ponen “a investigar y a completar los resquicios” para conocer y adivinar el mundo brusco y masculino del boxeo y el universo cerrado de sus tías solteronas tan cortazarianas y, finalmente, reescribir parte de la historia. Así, el lector llega a saber, y Berti convierte este material en una buena manera de explicarnos cómo construye el novelista sus edificios narrativos, y es ya, entonces, otra cosa con gestos e imágenes y detalles prodigiosos que en la vida real no pueden ser advertidos a simple vista. Sí en la literatura. Y resulta verdaderamente admirable.